Sus aguas, portadoras de «virtudes» curativas, estaban indicadas para el «mal de piedra» (litiasis urinaria) y otras enfermedades. Su fama trascendió fronteras, siendo requeridas en el entonces Reino de Nápoles y allende el océano (América), a donde fueron exportadas en recipientes debidamente acondicionados y acompañados de su certificado de calidad y procedencia. Un escribano tomaba nota de las características del envase, día, mes y año en que fue recogido el líquido y persona que lo transportaba, en tanto que el cura de la iglesia sellaba los cántaros de manera que no se pudieran abrir sin romperse. Se podría decir que el manantial de la Fuente de la Piedra fue el primero en envasar agua con garantía de calidad y certificado de origen.

Símbolo del municipio


En los siglos XVI y XVII las aguas alcanzan su máximo esplendor gracias a sus propiedades, entonces llamadas «virtudes»; término que acuñó a su vez el de la advocación de la patrona de la localidad: María Santísima de las Virtudes.

La Fuente de la Piedra, en su tiempo, fue considerada:

...ut meritissimum, primusque fons, munus Hispaniae

La primera y más importante de todas las fuentes de España.

Fotografía realizada por Rafa Garcia